Se nota en el ambiente. La gente sonríe más y la lógica le cede el paso a la pasión. Las mejillas se sonrojan y las miradas se vuelven brillantes. Las ganas se han instalado para quedarse con la alegría como compañera de piso y la oscuridad y el frío se han mudado a otro lugar en el que poder alimentarse del vacío de las personas. La adrenalina quiere enamorarse y tu piel pide un cambio de aires.
¿Tú también lo hueles? Es primavera.
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