viernes

No soporto que mi alma no se pueda decidir y que yo tenga que fingir que puedo vivir así.

Mi alma es como una especie de montaña rusa, sin dirección, algo oxidada a causa de tantas tormentas y con dificultad para ciertos sentimientos. Desarrollé este defecto de fábrica que me mantiene en vela por las noches hace quién sabe cuánto, aprendí a base de llantos que ponerse a contar con los dedos los momentos buenos del día en un mal momento puede ser desastroso, y que reír por cualquier cosa renta más que no reír por nada.
Hace tiempo que descubrí que es mejor no quedarme despierta hasta tarde porque puedo llegar a sentirme sola en medio de un dormitorio vacío aunque tenga a personas que me quieren en la habitación contigua.
Dicen que los que no se deciden por su estado de ánimo no son capaces ni de elegir qué comer sin ayuda, aunque mi madre siempre me dijo que lo único que me pasaría a mí sería que al final tendría hambre.

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