Sencillez y belleza acompañadas por la armonía de unos versos sobre amor.

Es preciosa, aunque ella no lo sepa. Lo intuye, lo percibe en pequeños detalles de su mirada, pero no lo sabe. Solo cuando baila, claro. Cuando baila y deja que sus pies tomen el rumbo que les apetece, acompañados de la música como si fuese el ritmo el que hubiese sido creado para seguir a sus pies. Solo cuando baila las personas son capaces de ver lo que tienen delante, porque es ella misma, sin ataduras, dejándose llevar como si hubiese nacido solo para eso, para volar al compás de una canción. Fuera del escenario la gente la mira, pero no la ve, no consiguen atisbar ni un ápice de la majestuosidad de su trote mientras suena de fondo el viento, creando una melodía junto a ella. Solo si se fijan, consiguen ver a la belleza escondiéndose tímidamente tras sus mejillas mientras se sonroja y al lado de sus ojos cuando ríe. Solo si observan, consiguen ver que es ella la que hace que amanezca y la que consigue que la noche tenga ese ambiente mágico junto al mar. Y merece a un chico que sepa apreciar eso sin necesidad de verla bailar.