domingo

Caminar, un paso tras otro, continuar.

Con el tiempo aprendes a cerrarte sobre ti, a hacerte un ovillo alrededor de tu corazón para parar con tu cuerpo las balas. Con el tiempo aprendes a caminar sola, con el tiempo, aprendes a no confiar en nada ni en nadie, a veces. Te acostumbras a ver caras nuevas cada día de tu vida, y a que desaparezcan cuando ya tienen lo que necesitaban, puede que incluso las sepas reconocer con los años. Y es que así funciona la gente, así funciona el mundo, las personas están a tu lado un día sí, otro también, y cuando crees que se quedarán, justo en el momento en el que crees que jamás se irán, dicen adiós. Y te preguntarás qué debes hacer entonces, y te diré que no lo sé, que lo que yo hago es andar, un paso, otro paso, otro, otro, otro más. Y así voy, construyendo el rumbo hacia ninguna parte, girando algunas veces para que no se vuelva tedioso. Puede que haya personas que se unan a tu caminar, solo por el hecho de que ellos también lo necesitan, y también puede que se vayan con el tiempo, cuando ya no necesiten continuar con el camino, o simplemente estén cansados.

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